Uno de los magistrales libros de
Franz Kafka, llamado “EL PROCESO” nos habla de un hombre que es arrestado por
una situación que ignora: en adelante este hombre vivirá una pesadilla para
defenderse de un poder que nunca sabe qué es y al que no tiene un acceso
definitivo, sino a través de personas
que mienten o lo ilusionan temporalmente. Este hombre luchará por hallar esa
instancia de Justicia y equidad final, pero no la encontrará.
Muy a menudo tengo la percepción de
vivir en medio de un sistema extraño e injusto: pocos años atrás me llegó una
notificación de parte del gobierno departamental, en donde debía pagar un
dinero por el cobro de unas obras de la ciudad, en las que yo no había acordado
nada. Posteriormente me llegaban los cobros a mi casa y como no pagaba,
empezaron a llegarme amenazas de cobro jurídico, de tal manera que me vi
obligado a endeudarme con un banco para pagar un nuevo impuesto, que se había
creado para unas obras que la ciudad necesitaba (Otro impuesto adicional a los
existentes). Un tipo de sistema así sólo puede ayudar a que prolifere la
corrupción.
En Tito 1; 7-8 el apóstol Pablo escribe de la siguiente manera: “..Porque
es necesario que el obispo sea
irreprensible, como administrador de Dios, no soberbio, no iracundo, no
dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino
hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo”. Pablo
exhorta a Tito a ser sobrio, en medio de una sociedad a la que determina: mentirosa,
malas bestias, glotones y ociosos. Cuán fácil es esta sociedad perder la
cordura, cuán fácil es errar el camino, cuán fácil es airarse y perder el
dominio. El hombre común lucha con demasiadas cargas que el sistema le ha
impuesto: los servicios, el costo de la comida, la educación, la salud; los
gobiernos seculares no saben cómo manejar los problemas de los ciudadanos
porque han aplicado la estructura de empresa solitaria, competitiva y superflua,
cargando a las familias con un sinnúmero de presiones. El ser humano no
entiende este tipo de estructura porque fue diseñado por Dios para una estructura
diferente: una estructura sabia, en donde el hombre pueda encontrarse
directamente con el hacedor de la justicia y la ley.
El término sobriedad que Pablo le
recomienda a Tito, tiene que ver con el control o moderación que tiene una
persona para actuar, en medio de una situación especial, en medio de una
cultura especial diríamos.¿Cómo mantenernos firmes en medio de un sistema que aplaude lo fácil, que desconoce las
razones, que decreta lo injusto, que desecha lo "viejo", que nos hace competir
con nuestro prójimo permanentemente? En la velocidad de la modernidad esta
cultura quiere hacernos correr como gallinas locas, porque es la única manera
en que no tendremos tiempo para Dios, ni tiempo para nuestras familias.
Las explosiones de ira, de
insatisfacción, de repudio de descontrol, se han vuelto cosa común, esto nos ha
llevado a ser una sociedad enferma. Cuando Pablo le recomienda a Tito La
sobriedad en su actuar, le está recomendando la llenura del espíritu Santo y
concretamente tres frutos claves para no
perder la dirección ni la cordura: la paciencia, el dominio propio y la
templanza.
La paciencia
es un fruto del espíritu que nos enseña
a esperar confiados en los procesos, (algo que los jóvenes ya no entienden).
Debemos entender que somos parte de un proceso que Dios adelanta en nosotros.
La cotidianidad necesita de la demostración de la paciencia.
El dominio propio nos asegura el comportamiento adecuado ante una situación difícil, en
otras palabras el sometimiento del cuerpo y el alma al accionar del Espíritu
Santo. Se requiere la comprensión sobrenatural de las cosas, que es operación
del Espíritu de Dios, para obrar en determinada situación. (Posee un componente
de conocimiento; es decir, necesitamos el don de ciencia para posicionarnos
como sujetos de propósito, en medio de un mundo absurdo)
La templanza
es la capacidad para ser firmes en lo que queremos y mantenernos a distancia de
lo que no nos conviene. La templanza sería como la plomada de Dios, la
capacidad que el Espíritu Santo nos entrega para no dejarnos desviar del
propósito de Divino.(Posee un componente de acción)
La sobriedad del Espíritu Santo nos
anima y nos direcciona en medio de un mundo en crisis, en donde de no ser por la bendición de su presencia,
muchos hubiéramos desfallecido.